miércoles, 24 de noviembre de 2010

Hola! Soy Carolina Magalí Juárez, estudiante de Espíritu Santo de Lanús.
Una vez estudiados e investigados los diferentes animales en extinción,
decidí centrarme en la VICUÑA. Por diversas causas que van a ver en distintas publicaciones.

viernes, 3 de septiembre de 2010

En 1969 se le dió protección legal, prohibiéndose matar vicuñas por la lana. Se recuperaron los métodos tradicionales de aprovechamiento del pelo de estos animales que tenían los incas, quienes tenían una relación económica sostenible con los rebaños salvajes de vicuñas, y otros métodos menos agresivos. El método inca, conocido como “chaco”, consistía en juntarse grupos de gente para cercar a los animales, esquilarlos y dejarlos marchar. Con la llegada de los conquistadores, esa técnica cayó en desuso porque era mucho más sencillo dispararles y matarlas para quitarles la lana.

Al borde de la extinción mundial en los 60, la población de vicuñas va recuperándose en la Argentina, según revela el primer censo nacional de camélidos silvestres. Presente en los Andes desde el norte de Perú hasta San Juan, la vicuña fue una presa importante para la población nativa.La vicuña fue cazada sólo por su extraordinaria fibra, cuyo kilo en bruto se cotiza a 900 dólares. Los pueblos precolombinos atrapaban a las manadas en un corral, esquilaban a las vicuñas y las liberaban; una práctica que, en la Argentina, fue retomada en los últimos años.
La vicuña fue declarada en peligro de extinción. El Convenio para la Conservación y el Manejo de la Vicuña ayudó a su relativa recuperación: en 1984 se calculaba que había unas 55.000 en la región. Ahora, el primer censo en la Argentina mostró la existencia de 72.678 ejemplares.
El relevamiento confirmó que la creación de áreas protegidas ha servido para aumentar la población de vicuñas. "Para el guanaco, hay que evaluar la posibilidad de crear zonas especiales para su conservación -propone Baigún-. No se trata de expulsar a la gente, sino de que empiece a ver a los camélidos silvestres como una potencial ayuda para sus actividades económicas. De acá a 50 años: si se recuperan las vicuñas, los lugareños tendrán un recurso más".

La vicuña

Las vicuña (Vicugna vicugna) son los camélidos más pequeños, pesan entre 40 y 50 kg y tienen una longitud de 80 cm. Son silvestres. Su color es beige o vicuña (marrón claro rojizo) en el lomo y blanco en la zona ventral y las patas, con variaciones dependiendo de las zonas geográficas donde habitan. Las poblaciones norteñas son más oscuras y tienen un mechón en la parte delantera de pelos largos y blancos (mechón pectoral). Las vicuñas tienen las patas con almohadillas y la fibra de su lana es la más fina del mundo. Su distribución se limita a la puna, a más de 3.200 msnm. Las vicuñas habitan las altiplanicies cuyo clima es frío y seco. Son herbívoras y se alimentan de las plantas de la estepa puneña. Otros animales que también se alimentan en estas estepas son los ñandues, la vizcacha, la chinchilla y otros camélidos (guanacos, llamas y alpacas). Las vicuñas están muy adaptadas al ambiente donde viven, ya que son los herbívoros silvestres nativos del continente americano más importantes en ese ecosistema. Por su forma de alimentarse se les ha denominado “pastoreadores de bajo impacto”, lo que significa peligro la posibilidad de recuperación de las pasturas. A diferencia de los camellos, las vicuñas son “bebedoras obligadas”, en todos los días, por lo que generalmente viven cerca de los ríos o de lagunas. Los pobladores de la Puna aseguran que las vicuñas tienen dueño: ellas son el ganado de la Pachamama, la madre tierra, y tienen su propio pastor, Coquena.

 
En los altiplanos andinos viven cuatro especies de camélidos de los cuales la vicuña es la más pequeña de sus representantes y la única, junto con el guanaco, que permanece en estado salvaje. Vive a grandes altitudes, siempre por encima de los tres mil quinientos metros, en las regiones que se conocen con el nombre de Puna.

Las vicuñas viven, como otros muchos ungulados sociales, en rebaños separados por sexos, por un lado los machos y por otro las hembras y las crías dirigidas por un macho dominante. Lo normal es que los rebaños de machos solteros sean más numerosos. Durante la época de celo el puesto de macho dominante es muy codiciado y entonces surgen las disputas entre ellos. Estas consisten en una sucesión de golpes, coces y mordiscos hasta acabar con la huida de uno de los dos contendientes.

Los partos de las vicuñas están compuestos por un solo recental que es capaz de incorporarse y desplazarse con soltura a las pocas horas de nacer. Llegados a los diez u once meses de edad, los machos son expulsados del rebaño y forman nuevos grupos de machos solteros.

 
La vicuña es una especie en peligro de extinción, debido a la caza sistemática y a un elevado índice de mortalidad infantil e incluso prenatal, lo que impide que las poblaciones se regeneren. Es el único ungulado que tiene incisivos de crecimiento continuo. Su lana, extremadamente suave, es la más cotizada del mundo y ha sido una de las causas de la desaparición de la mayor parte de sus poblaciones.